lunes, 17 de diciembre de 2012

Qué celebramos en Yule



En otro post hablábamos de que el Árbol de la Navidad o Árbol de Yule es un poderoso símbolo que hace alusión a la perpetuidad del alma pero hoy vamos a ahondar en la profunda significación de Yule o Solsticio como poderoso arquetipo de invocación a la Gran Madre del mundo. Lo hago cara al siguiente post donde aportaré ideas para celebrar este Sabbat, es necesario e importante que conozcáis el transfondo de lo que celebraremos el próximo viernes 21. 

Todos recordaréis que en el pasado Sabbat de Samhain el Dios había muerto. Los días comenzaron a acortarse de forma más pronunciada y las noches empezaron a ser más largas. Pero en Yule sucede algo muy importante: el Solsticio de invierno. Es el Sabbat o fiesta del renacimiento de la Luz que entronca con los antiguos cultos femeninos-maternales, es decir, de fertilidad y gestación de la vida. Como acabo de decir, es un antiguo culto a la Gran Madre o Diosa.  Celebramos el renacimiento del Dios Sol, de la luz, pues es a partir del solsticio de invierno que los días comienzan de nuevo a ser poco a poco más largos y las noches más cortas. El Sol regresa y la luz a su vez, también. Por esta razón, para nuestros ancestros era esta época del solsticio tiempo de nacimientos y veneración de la maternidad o del renacimiento de la vida. En los antiguos cultos agrícolas los pueblos del hemisferio norte, adoradores del sol, celebraban el nacimiento del Sol con fiestas populares caracterizadas por la presencia de fuegos y hogueras. 

Las hogueras, el fuego encendido en el hogar y la antigua costumbre de encender una vela durante toda la noche esperando la llegada del primer amanecer después del solsticio eran costumbres arraigadas en un pueblo que convivía con la naturaleza y que sabía que aquel primer destello del alba era el de un sol, un dios, un rey recién nacido que llevaba en sí la promesa de una regeneración de la naturaleza, la llegada de la próxima primavera. Los fuegos y las velas que aquellas gentes encendían invocaban a esa promesa de la Luz por llegar. Por esta razón el cristianismo, una tradición que bebe de estos antiquísimos ritos paganos, disfrazó aquel antiguo culto a la Madre Tierra como el nacimiento de un niño, el sol recién nacido y el Jesús de los cristianos. Convenía, ya que no podían erradicar las creencias paganas, reconvertirlas en algo diferente pero parecido e ir ganando el control sobre el pueblo.  


Son muchas las tradiciones, todas de pueblos agrícolas, que misteriosamente cuentan lo mismo: bebés sagrados que nacen hacia el solsticio invernal, hijos de madre virgen, nacidos en una cueva rodeados de animales. Su nacimiento es anunciado por un portento estelar, son visitados por hombres sabios o magos… Jesús, Buda, Krishna, Dionisos, Zoroastro, Horus, etc. Si leéis cualquiera de las vidas de estos personajes no sabríais diferenciar unos de otros. 

Vemos como el cristianismo disfrazó aquel antiguo culto a la Madre Tierra (a la maternidad) y las fiestas asociadas al renacimiento del sol a partir del solsticio de invierno como el nacimiento de un personaje de carne y hueso que nunca tuvo nada de real a nada que investiguéis un poco este asunto. Ya en el paleolítico el dios solar sufre una metamorfosis convirtiéndose en dios antropomórfico: la conversión en un dios niño y joven, de carne y hueso que habría de nacer, morir y resucitar cada año. Una simbología y sacralización del ciclo agrícola. 
 
Y por último destacar la importancia para estas sociedades de esta época pues representa la llegada del acontecimiento cósmico más importante del año: el renacimiento del sol, la llegada de la luz y del calor para unas formas de vida cuya supervivencia dependía de este hecho.

 

4 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho la entrada. Por lo que entiendo, la navidad no es un culto de dosmil y pico años, sino que nació prácticamente con el ser humano. La verdad es que si te fijas en estatuas egipcias por ejemplo, parecen virgenes con su niño, el niño Jesus, pero son Isis y el niño Osiris renacido. Lo que celebramos es que el Sol renace y con él la vida en la Gran Madre. Practicamente todas las culturas festejan esto de una u otra forma. Por otro lado, creo que se podrían aprovechar los símbolos cristianos al revés, o sea dándoles el significado precristano y un Belén de toda la vida volver a simbolizar el renacimiento del Sol.
    Muchas gracias por tus entradas, nos hacen reflexionar sobre todo aquello que parecía tan obvio que ocultaba nuestra propia naturaleza. Un abrazo!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Así es. Es un culto precristiano y encontramos representaciones de una madre sosteniendo un niño en brazos en muchas culturas, principalmente culturas agrícolas. Es una veneración y celebración de la maternidad, tanto de la vida humana como de la vegetación que siempre renace en primavera trayendo abundancia a unos pueblos que dependían de ella para vivir. El sol siempre ha sido considerado un dios y yo no creo que los antiguos estuviesen equivocados o que tuviesen una visión naïf de la realidad, todo lo contrario. Quizá nos han dejado un legado que solo ahora, desde un conocimiento mas espiritual, estamos empezando a entender. Los símbolos cristianos tienen un trasfondo pagano. Entendiendo así la Navidad su significado, a mi entender cobra todo el sentido y recupera su hondura religiosa. Gracias! Un abrazo.

      Eliminar
  2. Hola Marta, Me encanta tu blog! He estado mirando la rueda del año y sus 8 Sabbat pero no acabo de entenderlos respecto de los dibujos que veo dentro, pero ya nos irás explicando.El Yule me ha quedado muy claro, algo natural que parece tan obvio y que repetimos sin pensar: "el sol es vida". Ahora pienso que es mejor decir "el sol trae la vida". Gracias por traernos estos conocimientos perdidos en la noche de los tiempos. Un beso!

    ResponderEliminar
  3. Feliz Yule Marta, que el nuevo ciclo venga lleno de amor y fuerza, que tus deseos sean materializados tal como los imaginastes. Un beso y gran abrazo.
    Creu

    ResponderEliminar